Si estuvieras dispuesto a morir por tus hijos, ¿estarías dispuesto a hacer lo que sea a fin de edificar las buenas cosas en sus vidas mientras crecen? Esto significa que debes sacrificar tú y tu vida. Son con esos sacrificios diarios que se forjan un hombre en tu hijo y una mujer en tu hija.
Si haces este sacrificio, tus hijos crecerán hasta convertirse en adultos temerosos de Dios, y ellos se levantarán y te llamarán bendecido (Proverbios 20:7; 31:28-30).
Los padres pasivos practican la crianza de libre iniciativa y se niegan a pagar el alto precio de la participación.
Los padres posesivos practican la crianza por la ley y a menudo no están dispuestos a hacer los sacrificios de la relación genuina.
Los padres participativos practican la crianza por gracia. Saben que hizo falta la cruz a fin de ganar la gracia para la humanidad. Están dispuestos a “llevar su cruz” y seguir a Cristo al darles a sus hijos lo mejor de la gracia: amor, paciencia y perseverancia.
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